Sobre empresarios y cantamañanas

Sobre empresarios y cantamañanas

Como algunos de vosotros sabréis yo fui un joven emprendedor, y ahora soy un no tan joven empresario. El caso es que me he animado a escribir este post a raíz de los consejos que le estoy dando a un amigo que quiere emprender.

Lo primero de todo aclarar mi trayectoria profesional: funde una empresa (http://artica.es) en 2005 dedicada a crear software, nuestro principal producto es Pandora FMS; un software de monitorización que se vende a empresas en todo el mundo. He vendido en los cinco continentes, y he viajado a diferentes ciudades del mundo a vender y conocer a mis partners. Considero mi mayor éxito haber visitado y vendido a clientes en Japón que me han dicho personalmente que les fascina nuestra forma de trabajar y de hacer tecnología.

La versión más barata de mi software ronda los 600 eur y la mas cara que hemos vendido hasta la fecha 60,000 eur.  Además de este producto he creado otros cuatro o cinco, aunque comercialmente hablando el único con relativo éxito hasta la fecha ha sido ese.

Creo que ahora puedo decir que mas o menos he logrado dejar de ser un emprendedor y me he convertido en un empresario. Por el camino, ocho largos años en los que he cometido sin duda más fracasos que aciertos pero que por suerte y mucho trabajo por mi parte y mis compañeros de viaje,  he logrado sobrevivir e incluso crecer. Ahora somos casi 25 personas juntando las dos empresas. Cada mes, pago las nóminas y me digo a mí mismo ¿en qué clase de locura te has metido?, por la responsabilidad que conlleva llevar la dirección de un barco con tanta gente dentro que de alguna forma depende de tus decisiones.

Como emprendedor me forme en unos cursos del extinto IMADE, allá por 2005, y luego hice un MBA que completó mi formación. Desde luego me hacía falta por que la formación habitual del español medio en temas de finanzas, económicos y de marketing es virtualmente inexistente. Yo soy ingeniero, así que debemos suponer que no soy del todo idiota, pero la inteligencia y el conocimiento son cosas que pueden perfectamente caminar en paralelo toda la vida y no encontrarse jamás. Si nunca has leído un periódico económico o nunca te has escandalizado al oír a la gente exigir que no se pague la deuda o que hay nacionalizar tal o cual sector privado, significa que necesitas formación económica urgentemente.

En aquel primer curso del IMADE, no me lo dio una persona con cuatro MBA’s y un titulo prestigioso de Oxford. Era un tío bastante castizo, que magistralmente me explicó la mi primera lección y una de las más importantes que he aprendido sobre el tema. No no se trata del Business Model Canvas que está tan de moda, ni me habló de business angels, ni de rondas de financiación. Este era un verdadero emprendedor, había montado más de 30 empresas que luego había dejado a otros para que crecieran. Me contó una cosa muy importante que no he oído comentar a nadie más y eso que me he hinchado a leer libros, he participado en más de docenas de eventos de emprendimiento (charlas, workshops, concursos, etc), ni tampoco he oído nombrar a ninguno de mis super-listísimos profesores del MBA que hice. Yo lo llamo:

«The servilleta-del-bar business model».

Consiste en lo siguiente. Si tienes claro tu negocio, deberías ser capaz de escribir brevemente en una servilleta de un bar, lo que vas a vender, lo que te cuesta, y los beneficios después de gastos que vas a tener, enumerando costes fijos, variables y extraordinarios. Y decirme casi inmediatamente cual va a ser tu beneficio neto.

Así de simple. Si no tienes claro esto y no eres capaz de escribirlo de forma inmediata es que no tienes ni idea de que quieres hacer. Un negocio es jodidamente complejo de gestionar, pero el origen de todo es bien sencillo. Ofreces un bien o servicio por el que te pagan X, tiene un coste Y y para llevarlo a cabo te hace falta invertir Z.

Hoy día cuando hablo con algunos chicos jóvenes sobre emprender, lo primero que me dicen son cosas como inversores, rondas de capital y palabros anglosajones. No se dan cuenta que la realidad anglosajona no tiene ningún parecido con la realidad Española. Y por supuesto, que en EEUU tampoco atan los perros con longanizas. No tienen claro un concepto muy importante: su cliente y porqué les va a pagar a ellos y no a otro. Prefieren centrarse en alguien que les garantice tener un dinero inicial, y luego «ya veremos». Es decir, pasamos del modelo «quiero ser funcionario» al modelo «quiero que alguien me financie el ser emprendedor». Si tenemos que meter a un inversor que tenga el control de la compañía, ¿porqué no?. Si tenemos que inventarnos el plan de negocio para conseguir dinero ¿porqué no?. Imagino que muchos políticos ya estarán preparando proyectos de ley para subvencionar emprendedores y planes de universidades llamados «Emprendimiento y liderazgo». ¡Oh!, mierda, ¡si ya existen!

A aquellos que gustan de leer libros de moda sobre emprendimiento, les recomendaría uno que no está en la lista de libros guays, se llama «Small giants» para todos aquellos que buscar forrarse vendiendo su empresa como objetivo. Habla del placer de tener una empresa que hace las cosas BIEN, no de una empresa que crece de forma masiva. He hablado con muchos emprendedores que se convirtieron en empresarios, y todos coinciden en una cosa: el placer de emprender no tiene nada que ver con el dinero, o con el poder. Sino con el placer de hacer las cosas por uno mismo, y hacerlas de una manera diferente.

Estos son los consejos que le dí a mi amigo por Whatsapp:

Te daré un consejo: la suerte no existe, existe el trabajo. Vuela, pero no te arrojes al precipicio. Improvisa, pero después de cientos de horas ensayando.

El proceso de emprender implica asumir que vas a cometer errores. Si quemas las naves, las provisiones, las armas y la ropa, lo tienes jodido para superar el primer problema, que llegará seguro. Arriesga con decisión pero con mesura. Se valiente, pero no imprudente. Sé fiero, pero no temerario. Sé vehemente, pero sobre todo, se constante. Deja margen para caer y energía y recursos para levantarte.

Dicho esto, ojalá la gente joven de este país emprenda y mucho, pero me temo que aquellos que se quedan en sus casas porque creen que hacer prácticas gratis es denigrante, o que para ganar salarios por debajo de X cantidad es mejor quedarse con sus padres, nada va a cambiar, sobre todo si esos mismos esperan a que alguien -ajeno a ellos por supuesto- cambie las cosas. El cambio no se pide, se demuestra cambiando la realidad.

Si quieres saber algo más sobre mi «concepto» de emprender, échale un vistazo a esta  presentación que hice algunos años en un colegio de primaria al respecto del emprendimiento. Quizás sea para niños, pero me dio la impresión de que ellos tenían mas capacidad de aprender que algunas personas más adultas.